Palabra Desgarrada

Textos de Pietro Salemme

- Los siguientes textos forman parte de la obra Palabra Desgarrada y han sido registrados debidamente en Argentores y Registro de Propiedad Intelectual -

Prólogo          La Sangrienta        Monologo de Silvina o La otra escritora      Figura del Amor

 

Prologo

Padre

Los niños son débiles. Y el mundo es un lugar demasiado terrible para crecer. Cuerpos frágiles buscando la firmeza, hoy en el espíritu, mañana en el espejo, otro día en las pastillas. Nadie nace por que quiere. Nadie elige su cuerpo. Ninguna de mis hijas me ha elegido como su padre. Nacer es ser desterrado. Y cualquier exilio, dura toda una vida. Una vida entera de brújulas rotas, de agujas clavadas en la tierra que lo vio nacer, la misma que un día ya no pudo contenernos, y que ni siquiera nos vio partir con el espanto a cuestas, porque un poder de cruces deformadas había cubierto sus ojos con un río de cuerpos asfixiados. Mi niña. Mi niña, no pudo dejar de serlo. No encontró su cuerpo,  pero se lo dio al poema, con el desgarro, con el silencio, con la palabra, con su propia vida...

 

La Sangrienta

(El siguiente texto es parte de la última versión de Palabra Desgarrada En la versión inicial, la extensión del mismo superaba las dos carillas)

Malditas madres malditos padres...Me parieron hembra en un siglo equivocado, quiso la feria de muertos verme enredada entre cuerpos desmembrados. Mi matriz ultrajada arrojó vástagos inmundos. Con horror me encontré abriendo las piernas, forzando mis caderas. Mi cuerpo, deformado por las crías. Inmundo macho desgarrándome el himen con su demoníaca palanca de carne recia y desfigurada. Pero muerto el macho renace la hembra, la Eva envenenada cabalgando la noche como una amazona en los volcanes de melancolía. La Condesa de este palacio seco de semen, atestado de hembras...

Venid a mi cuerpo como águilas voraces, desfigurad cada arruga haciéndola tersura y deseo.

Traedme niñas y jovenzuelas, quiero verlas desnudas ante mi cuerpo, quiero morirlas con solo mirarlas. ¡Arrancadles las uñas! ¡Ordeñadles los pechos!

He tenido mi jardín de niñas muertas, muertas antes de que ningún macho posara siquiera su detestable instinto sobre ellas.

Fui la voraz nodriza de las niñas mal cuidadas, la gobernanta del reino de las destripadas...

¡Odiosas madres!, os aseguro aprendizaje para vuestra cría abundante. ¡Odiosos padres, ya no serán ustedes los que espíen a sus niñas desnudas!

Esta es mi hora nefasta. Inquisidores profanando mis cuevas, emparedándome... ¡Tapien las ventanas, que me mueran de hambre! No sufriré el encierro, la prisión ha sido siempre este cuerpo envejeciendo.

Guardad su esperma enviciado, machos de la abortiva creación. Ni Cristos ni Diablos vendrán a penetrarlos con la baratija de la fe. Al fin, serán también, cadáveres agusanados, ojos redondos de pus, uñas crecidas bajo la tierra...

Yo seré nombrada la Sangrienta, la que llegó para no ser olvidada, la hermosa hembra que tomó por sorpresa el harem, la mas puta y lesbiana de todas las mujeres. Y a ustedes los llamaran sementales, cristianos, buenos reproductores, ¡machos!, pero nunca serán hombres.

 

Silvina o La otra escritora

Silvina

Entra el sol por las claraboyas. Se parece a mi sueño, solo que la niña moría antes de llegar al pecho de su madre. Y el niño se perdía en la tela de araña, se enredaba desnudo, se vestía de seda. Un ave lo rapta, lo lleva, lo hace volar en su pico. La araña mató a su macho y sin niño está muy sola. Pero el niño se sacude y cae del pico, y cae en el centro de la tela. La araña se sonroja, el niño está desnudo y ella sin fiestas.   Hubo muchos invitados y ninguno estaba vestido. Una masa de carne y sudor, de ojos como nueces barnizadas y dedos que acariciaban. La madre alzó el escobillón y arrancó la tela de araña de una sola pasada.

 

Figura del Amor

(La Figura del Amor es uno de los personajes que en esta ultima versión ya no formará parte de los estigmatizados que componen Palabra Desgarrada. Aqui se reproducen dos textos de una misma escena)

Amor

 No sucede todo el tiempo. Y es demasiado lejano. El jardín se llena de flores y al rato todos los girasoles podrían volverse negros. Se buscan y desencuentran. Brazos que acurrucan Y quizá sean esos brazos los que hinquen sus dientes en la piel para producir el desgarro. Unidos por el amor y el odio, entrelazados. Esa pelea de fuerzas soy yo. Sentimientos contrarios amarrados, repeliéndose y adorándose.

***

Dos niñas jugaban en la plaza, solas de madres, solas de padres, solas de melancolía. Dos niñas se divertían en el bosque, solas de migas, perdidas, amantes sin sexo, amigas sin rima, Alejandra y Silvina. Dos niñas se fundían en la noche, cada una en su propia noche, la una con  la negra luna, la otra con el sol entre los párpados. Acompañadas de vida, acompañadas de muerte. Dos niñas resbalan sin fondo sobre los sobres de las cartas que se escriben. La una, desde la profundidad de sus palabras, la otra desde los brazos de su esposo. Dos niñas hacen la partida, el juego se vuelve espejo, la noche golondrina. La una pone la risa en los dientes, la otra rompe los sueños de los bellos durmientes. Dos mujeres con cuerpos de mujeres, desfiguran la tarde para encontrarse con sus niñas clandestinas.

 

¿Otro Juguete?